Irán, te echo de menos

Postales desde... Irán

Irán, tengo morriña de ti. A estas alturas, cuando te dejé hace más de un mes, te confieso que te echo de menos.

Echo de menos tu curiosidad contemplativa acompañada de miradas que dicen ‘qué hace alguien como tú en un sitio como éste’.

Echo de menos que me abrumes con tu sobreprotección innata porque crees que tienes el deber de cuidar de mí cuando estoy lejos de eso que llamo casa.

Echo de menos esa sonrisa imperturbable que regalas cándidamente al aire a pesar de que el viento no sopla a tu favor.

Echo de menos que me cuentes al oído esas cosas prohibidas que haces a escondidas para sentirte un poco más libre, un poco más tú.

Echo de menos tu calidez humana, esa que me hace recobrar la fe en el mundo y pensar de que algún día, el mundo recobrará la fe en ti.

Echo de menos compartir taxis con desconocidos que al final acaban siendo mis anfitriones con los que compartiré la cena del día.

Echo de menos tu devoción por complacerme en la mesa, removiendo el cielo y la tierra para hacerme sentir la persona más especial del universo.

Echo de menos comer en el suelo con manteles de plástico baratos y colores nada acordes a la exquisitez de las alfombras sobre los que reposan, de esas que dicen que duran toda una vida.

Echo de menos esos encuentros espontáneos que no necesitan un lenguaje común para sacar lo mejor de nosotros.

Echo de menos tu aroma virtuoso, tus colores tierra, tus luces. Y también tus sombras.

Echo de menos ver cómo te destapas al entrar para descubrirte de nuevo antes de salir.

Echo de menos desmelenarme bailando canciones a todo volumen, aunque sea dentro de un coche con los cristales tintados para que nadie nos vea.

Echo de menos que me hagas feliz con tan poco y a cambio de nada.

Echo de menos ponerme la mano en el corazón para demostrarte una vez más que te estaré eternamente agradecida por haberme permitido conocerte y colarme en la vida de tus habitantes.

Echo de menos que me des la bienvenida a tu tierra una y otra vez aunque me quede un día para dejarte.

Echo de menos tu cara de incredulidad cuando te digo que como tú quedan pocos.

Porque sólo ahora, cuando te echo de menos, me doy cuenta de que me he enamorado de ti hasta la médula y que defenderé tu verdad verdadera dentro y fuera de tus fronteras. Y que cuando pasen los años y haya envejecido, volveré a visitarte para saludarte y cruzaré los dedos para ver que sigues siendo el mismo que me conquistó por primera vez. Que nos conquistó a todos por primera vez.

Hasta pronto Irán,
La viajera reverde

English version

Iran, I miss you

Iran, I have nostalgia for you. And I confess that, I miss you a lot.

I miss your contemplative curiosity accompanied by looks that say ‘what is someone like you doing in a place like this’.

I miss you overwhelm me with your innate overprotection because you think you have a duty to care for me when I’m away from home. 

I miss that imperturbable smile that you give candidly to the air even though the wind is not in your favor.

I miss hearing you whisper me those ‘forbidden’ things you do secretly to feel a little more free, and a little bit more you.

I miss your human warmth, that makes me regain the faith in the world and think that someday, the world will regain the faith in you.

I miss sharing taxis with strangers which always end up being my hosts with whom I share the dinner of the day.

I miss your devotion to please me at the table, moving heaven and earth to make me feel the most special person on the universe. 

I miss eating on the floor with cheap plastic tablecloths not very in harmony with the exquisite carpets on which they rest, those that say they last a lifetime.

I miss those spontaneous encounters that do not need a common language to get the better of the two of us.

I miss your virtuous aroma, country color, your lights. And also your shadows.

I miss seeing how you uncover yourself when entering and discover you again before leaving.

I miss dancing songs wildly blaring, even in a car with tinted windows so no one can see us.

I miss your face of disbelief when I tell you that there are not many like you.

I miss you how you could make me happy with as little as nothing.

I miss put my hand on my heart to prove once again that I am eternally grateful for allowing me to meet you and sneak into the lives of your people.

I miss how you give me the welcome to your land again and again even if I have only one day left to leave.

Because only now, when I’m missing you, I realize I’ve fallen for you to the core and I will defend your real truth within and outside your borders. And as the years pass and I get old, I will return to you to say hello and see that you’re still the same old one that seduced me at first sight. Seduced us at first sight.

Farewell Iran,
The green traveller