No es cereal, no es grano. Esta semilla es considerada la «reina de la proteína vegetal» gracias a su alto contenido en proteínas. Es muy rico en lisina entre otros muchos más aminoácidos esenciales. Por si fuera poco, mantiene los niveles de colesterol bajos, está libre de gluten y es súper energético.
A nuestro paso por los países transcontinentales de Turquía, Georgia y Armenia, el trigo sarraceno es un producto fácil de encontrar en las estanterías de los supermercados, convirtiéndose en un desayuno diez y potente para todo viajero. Lo reconocerás por su forma triangular, como una pequeña pirámide.
Entre nosotros, por estos lares resulta muy repetitivo (y a veces aburrido) empezar el día con tomate y pepino, por lo que hemos querido sacar todo el potencial a esta popular semilla.
No te asustes, que no se necesita ningún tipo de utensilio de cocina ni fogones. Simplemente para hacerlo fácil de asimilar, la noche anterior dale uno lavado intenso frotando bien con las dos manos y pon un vasito en remojo con el doble de agua (cuando no tenemos recipientes a mano, utilizamos la base de botellas vacías) y lo tapamos con una servilleta.
Por la mañana, lo aclaramos y añadimos al gusto frutas locales como manzana, melocotones o moras y frutos secos como un puñado de avellanas, almendras o nueces (estos dos últimos mejor si han estado también en remojo durante la noche, siempre por separado).
Si eres dulzón o dulzona, el dátil te dará el toque que buscas, tanto si se corta en trocitos como si se deja también en remojo durante la noche y aprovechas el agua endulzada. Y si a más a más, tienes a mano canela o chocolate partido en pedacitos, habrás triunfado con un desayuno de campeones ideal para vuestras intensas jornadas viajeras. 100% vegano y raw!