Viajando con plenitud

El secreto para disfrutar plenamente de un viaje, sencillamente es la predisposición personal de cada individuo para absorber todo aquello que el mundo nos ofrece, tras haber evolucionado a lo largo de los siglos bajo interpretaciones diferentes de la vida que quedan reflejadas tanto en la arquitectura exterior visible como en la interior emocional.

Atardecer en Tarama (Okinawa)

Para ello necesitamos entender que las prisas no juegan para nada a nuestro favor cuando se trata de viajar y que si realmente queremos deleitarnos en su totalidad, hemos de ponernos unas gafas sin cristales para abrazar el mundo tal y como es.

  1. Viaja a favor del tiempo, no en contra
    Optimiza tus días visitando aquello que te llame la atención y no engrosando una lista ficticia de lo que se-debe-ver. Si te encanta la historia, sumérgete en los museos pero si optas por la naturaleza, piérdete en las reservas y parques naturales. Te sentirás más cómodo, aliviado y tu tiempo se expandirá solo porque nadie te conoce más que tú mismo.
  2. Considera visitar destinos no tan populares o que a veces no aparecen detallados en las guías
    Una buena manera es abrir el radio de exploración leyendo guías alternativas, preguntando a otros viajeros o incluso a los propios lugareños por su rincón preferido. Escucha sus recomendaciones y luego escoge las que más se adapten a ti. Todos los viajes son apuestas y por lo tanto puede salir bien o quizás no tanto.
  3. Allá donde fueres, haz lo que vieres
    Para saborear la realidad del lugar a a visitar, mimetízate con el ambiente y haz lo que los locales hacen: alquila bicicletas, coge el transporte público, come en los mismos sitios que ellos, ves al cine, canta en un karaoke… la simple cotidianidad es la real esencia que define a cada ciudad o país.
  4. Improvisar, la clave del viajero
    Los planes cambian, hay que asumirlo y por eso hemos de ser lo suficientemente flexibles y resolutivos para sacar todo el jugo a situaciones imprevistas. Seguramente que muchas de estas improvisaciones te llevarán a conocer a gente o lugares con los que nunca hubieras soñado, sintiéndote todavía más y más especial.
  5. No necesitas extra-top-lujo para dormir
    Qué mejor manera de interactuar con los lugareños que hospedándote en pensiones, hostales, homestays, bed&breakfast o en sus propias casas practicando Couchsurfing. Busca experiencias de vida y de comunicación, porque el mundo está más allá de las paredes de un hotel. Los pequeños lujos del día a día pueden ser sustituidos por otras vivencias muchísimo más enriquecedoras!
  6. Sonríe, sonríe y sonríe
    Es gratuito y en el 100% de los casos, si regalas una enorme sonrisa a cualquier persona con la que te cruces, te la devolverán automáticamente.
  7. Sé agradecido con el mundo y con sus habitantes
    Gracias, Thank you, Merci, Grazie, Danke, Kop Khun Kha, Cám ơn, Terima Kasih, Orkunm, Arigato… dar las gracias es una de esas palabras familiares, agradable al oído y que resuena en la misma frecuencia vibracional de la persona que la recibe. Letras unidas formando un sonido que sonsaca lo mejor de ambos.
  8. Respeta a los animales y al medioambiente
    Porque el mundo es la casa de todos, hay que mantenerlo siempre limpio allá donde nos encontremos. No visites lugares donde los animales se encuentren explotados simplemente porque sea lo que todo el mundo hace o donde creas que están sacando beneficio de ellos ya que potenciarás que se siga practicando este tipo de negocio sin sentido.
  9. Cuida tu imagen como viajero
    No sabes el poder que tiene una sola persona que viaja a otros lugares. Los actos y comportamiento que emitas será la percepción general que se llevarán de ti las personas que te rodean por lo que sé responsable de tus acciones para no dejar una imagen equivocada.
  10. Viaja para ti y sólo para ti, no para impresionar a nadie ni probar nada
    Cada momento es precioso y hay que agarrarse a él porque ya no se volverá a dar. Busca la autenticidad del lugar y de la gente ya que, cuando regreses a casa, te darás cuenta de que has vivido algo tan singular que te faltarán palabras para poder explicarlo en toda su amplitud y se quedará contigo para toda la vida. Por ello, acumula centenares de experiencias y cero souvenirs.