Nadie dijo que fuera fácil pero nuestra experiencia nos indica que de ninguna manera es imposible. ¿Viajar y trabajar, dos conceptos incompatibles? Si logramos hallar el equilibrio perfecto para disfrutar de ambos sin dolores de cabeza, se transforma en una experiencia fantástica y adictiva que no deseas que tenga fin.
Todo el mundo se imagina a la figura del freelance trabajando como el rey (o reina) del mambo desde una playa de arenas blancas en un paraíso perdido, con la suave brisa acariciando sus cabellos y bebiendo un zumo hecho con las frutas más tropicales que haya podido encontrar. Una imagen demasiado idílica que se aleja de lo realmente cómodo. Vivir viajando no es vivir estando de vacaciones.
Quizás para la foto puede que funcione pero en menos de 10 minutos ya estaremos rebozados de esa arena fina y harinosa que se cuela por todos los puertos USB y habremos probado todos los ángulos posibles evitando a toda costa el sol para poder ver qué escribimos en nuestra pantalla con una sola mano. ¿Una? Porque con la otra nos estaremos abanicando como locos para librarnos de la terrible humedad tropical. Y si hemos tenido la suerte de no cruzar la raya entre la arena y la tupida vegetación, no habrá que preocuparse de los mosquitos cyborg que nos esperan al acecho desde la sombra, aunque sí de las moscas de la arena que no pican sino que muerden sin preguntar.
Durante nuestros viajes hemos trabajado desde camas, literas, sofás, suelos, mesas improvisadas, cafés, hoteles, hostales, cibers, furgonetas, áreas comunes y aeropuertos. Bajo la manta, sobre ella, a oscuras, dentro de la mosquitera, con muchas capas de ropa o incluso en bañador. ¡Comodidad en su pleno apogeo! De acuerdo, reconocemos que no suena para nada atractivo aunque hay que decir que esa capacidad de adaptación todoterreno que nos exigía el viajar nos ha permitido movernos de un lado a otro con el tiempo a nuestro favor. Cada día había un paisaje diferente que acogía a nuestra oficina móvil y del que solo necesitábamos una cosa, Internet.
Dentro de los países del Sureste Asiático, disfrutar de una buena conexión ha sido relativamente fácil. A veces. Las otras, y cuando más la necesitábamos, han sido una auténtica pesadilla. Como dice el refrán, «Dios aprieta pero no ahoga» y al final siempre hemos acabado encontrando algún hilo de datos a la desesperada cuando todo lo demás fallaba. Las aventuras siempre esconden más aventuras.
Para evitar preocupaciones y disgustos, llevar un Modem USB libre y una SIM Card del país que se visita es un recurso cómodo, muy barato y altamente recomendable. Así, si la opción del WIFI fallaba, teníamos un plan B que daba incluso más libertad a la propia libertad: con una sola tarjeta conectábamos los dos portátiles a través de un cable Ethernet y nos permitía estar ‘conectados’ con el móvil aún no estando delante de nuestros ordenadores.
Los países más fáciles para disfrutar de Internet sin problemas son Tailandia (en las grandes ciudades), Camboya (con una de las mejores conexiones 3G que recordamos), Vietnam, Singapur, Malasia e Indonesia. Y el premio a los más complicados se lo llevan con diferencia Laos y Myanmar.
Si hay Internet, todo en la vida del freelance es perfecto. Pero, qué es lo peor que podría sucederle a este personaje estando en ruta? Estos 10 meses han sido muy accidentados tecnológicamente hablando ya que en la primera semana de viaje, la pantalla de uno de los dos portátiles dejó de funcionar. Al mes, la tarjeta gráfica del otro se quemó: se sustituyó por otra a la que le daban como mucho 1 mes de vida. Se cumplieron las predicciones y nos tocó recurrir al Netbook del ‘por si acaso’ que nos salvó la vida. Y por si fuera poco, nos robaron un disco duro, uno de nuestros móviles se cayó a un charco y casi nos quedamos sin foco de la cámara. Aún y así, una vez que se supera esto con elevadas dosis de filosofía y humor, el resto es coser y cantar.
Alguien podría cuestionarse si todo eso merece la pena. Muchas complicaciones. Demasiados dolores de cabeza cuando todo sería tan fácil como parar y establecerse. Nos hemos dado cuenta de que cuando trabajamos en ruta la gestión del tiempo se vuelve precisa ya que no nos queda más remedio que ser el doble de eficientes y emplear esas horas que ganamos de más en disfrutar del lugar en donde estamos.
Para nosotros, el secreto reside en encontrar el equilibrio ideal entre el trabajar y el viajar: un goteo de trabajo que permita una entrada de líquido constante con el que vivir en otros lugares más económicos y disfrutarlos como un ciudadano que se establece temporalmente. ¿Tiempo o dinero? No nos haremos ricos, ni lo pretendemos. No es ese tipo de abundancia la que buscamos.
Durante nuestro proceso de hallar una fórmula válida de trabajo que funcionase a distancia, nos hemos equivocado decenas de veces y el haber cometido esos errores nos ha hecho a avanzar un paso por delante. Como dijo Coelho, «los errores son una manera de reaccionar». Y no solo hemos reaccionado sino que hemos controlado nuestras ansias de tenerlo todo bajo control.
Es por eso que la vida, cuando deja de estar monitorizada, se torna adictiva e intensa en cada segundo. Justo en el momento cuando somos conscientes de que no necesitamos nada más que un portátil, un pasaporte y una mochila, las dudas e incomodidades se esfuman por completo. No nos importa trabajar con lo mínimo y sentirnos abundantes. Nada es tan importante ni nunca nada nunca es tan urgente. Dejamos de vivir en el mañana y nos centramos en el ahora, en nuestro presente más inmediato que tiene la medida exacta de 24 horas. La Felicidad adopta como apellido Perpetua.
Y si alguna vez tuviéramos la fortuna añadida de toparnos con el genio de la lámpara, tan sólo le pediríamos una cosa: una mesa y dos sillas con respaldo para llevar comprimidos en una cápsula portable allá donde fuéramos. Porque de momento, nuestro hogar está allí donde haya un WIFI en condiciones :-)
«Si es la primera vez que piensas seriamente en lanzarte a la vida móvil y embarcarte en aventuras a largo plazo, ¡cuánto te envidio! Dar el salto para entrar en los nuevos mundos que te esperan es como ascender de pasajero a piloto de tu propia vida.»
Timothy Ferriss
Información de interés
Os indicamos los proveedores de telefonía móvil que utilizamos para conectarnos a Internet en el SE Asiático: